Un álbum de serigrafías de Gracinda Candeias con el título: “La Datura y sus Senescencias” y con una introducción de Lídia Jorge y poemas de Ana Zanatti será presentado por los autores y María João Fernandes el 10 de noviembre (martes) a las 6:30 pm en la tienda CPS del Centro Cultural de Belém. La metamorfosis que el tiempo imparte a las formas, un tema atemporal del arte, es El motivo rector de la mirada de la artista se centra en las flores que la casualidad la llevó a descubrir en su camino diario para cargarlas con la magia de sus líneas, sus manchas y sus colores y un simbolismo que ella misma define en el texto inicial: “Los botánicos dicen que estos cambios de color tienen que ver con los genes, y que también dependen de factores internos y externos, como la temperatura, la polinización, la luz, el ambiente. La verdad es que llevaba casi treinta años caminando por esas calles y nunca había visto los timbres. ¿Estaría allí a tiempo de verlos, en el magnífico paso de su tiempo de flores? De las daturas sabía que tenían forma de trompeta, que despedían un olor agradable al aire. noche, que venían del Ecuador, que eran del grupo de los “somnolientos”, que eran las flores sagradas de la diosa Shiva, dueña de la vida y de la muerte, que provocaban estados de éxtasis y que además eran un veneno mortal. Pero no sabía que vivían cerca de mí, ni calculaba cómo podrían llenar de sentido mi vida, sin darme cuenta. como los acompañé en sus cambios de vida”. Desde el esplendor solar de su nacimiento y juventud, hasta el su floración otoñal y Con la anunciada decadencia de su vigor primaveral, la flor se es el soporte de magníficas metáforas plásticas que sintetizan los ciclos de la vida y el amor al que se entrega. expresión es la poesía de Ana Zanatti, poemas breves llenos de sensorialidad, de estilo oriental, que acompañan cada una de las imágenes: “Quizás otros entiendan/ que de las alas de la pasión/ se desprenden plumas blancas/ semillas que echan raíces. Son flores /señaló al cielo/donde tú y yo finalmente encontramos la paz”. A su vez, la escritora Lídia Jorge describe el recorrido estético que llevó a Gracinda Candeias a su carrera. Es una especie de transfiguración del mundo natural que representan sus flores: “la transfiguración proviene del recorrido de tránsito que se produce en el tiempo y el espacio, del intervalo que se produce entre el mundo primitivo y el llamado civilizado”. De la distancia entre Europa y Oriente, Europa y África. Del norte de África y del desierto, o de Angola donde nació y mantiene sus raíces. (…) Tus estímulos son de lejos, las flores, los pájaros, las nubes, los árboles, los ríos, los colores y los sentimientos de asombro, nostalgia, memoria, recuerdo de olores y vislumbres. El transporte de la sensualidad por el mundo, la tierra y el cielo. Y los materiales también son de lejos, los papeles, los pigmentos, los pegamentos, las barritas, los sellos, las estampillas. Y desde lejos las formas que expresa parecen arrancadas; los pájaros se estilizan en forma de huevo, las nubes se expanden con la transparencia del cielo, los guijarros se esparcen en el desierto que desaparece entre las nubes. Como si la forma se hubiera rendido al impulso del color, y el color fuera la supervivencia más refinada de la experiencia vivida”. Entre palabra e imagen, en un verdadero ritual que tiene como centro la belleza develada de las formas de la naturaleza, Gracinda Candeias vuelve a deslumbrarnos con un arte único. ante todo una expresión poética de lo humano donde reconocemos la angustia y la fascinación de las experiencias cotidianas y el misterio que preside nuestro destino.